Rancocha
Complejo Arqueológico de Rancocha: Un Tesoro Escondido de los Atavillos en Huaral
El complejo arqueológico de Rancocha, una antigua ciudadela y un «tesoro escondido» de la civilización Atavillos, se alza en las imponentes alturas de los Andes en Huaral, Lima, Perú. Este sitio monumental es un elocuente testimonio de la ingeniosidad y la resiliencia preincaica, con «construcciones magistrales que desafían a la naturaleza» por su durabilidad y diseño. Su existencia subraya la riqueza arqueológica de la región de Huaral, un área caracterizada por un «paisaje montañoso árido» y una «puna altoandina» que albergó diversas culturas a lo largo de milenios
Ubicación y Cómo Llegar
El complejo arqueológico de Rancocha se encuentra en la comunidad campesina San Pedro de Pirca, distrito de Atavillos Alto, a aproximadamente 3700 metros sobre el nivel del mar. Es un legado del Reino de los Atavillos.
Para visitar este importante atractivo arqueológico, primero se debe viajar en transporte hasta la comunidad campesina de “San Pedro de Pirca”. Se puede acceder por la carretera de Huaral – Acos – Pirca. El pasaje tiene un costo promedio de s/.25.00 soles y los vehículos salen del paradero para la sierra de Huaral, ex grifo Pinasco.
Desde la comunidad de Pirca, se inicia una caminata cuesta arriba hacia Rancocha, que dura aproximadamente dos horas y tiene una distancia de 2.6 km. Una vez en la cima, se puede apreciar un hermoso y panorámico paisaje andino.
Características del Complejo Arqueológico de Rancocha
El Complejo Arqueológico de Rancocha destaca por sus construcciones de piedra, talladas y unidas de manera extraordinaria, lo que ha permitido su buena conservación a pesar del paso del tiempo. Rancocha cuenta con chullpas, cullpis, pasadizos, escaleras, torres, bóvedas y miradores de varios metros de altura.
Las construcciones tienen bases de forma rectangular y techos construidos con vigas de piedra apoyadas directamente en sus paredes externas, sin columna central. Estas majestuosas estructuras se ubican sobre un inmenso peñasco con una ubicación espectacular y estratégica, desde donde se pueden observar hermosos paisajes y diversas comunidades campesinas de los distritos de Pacaraos, Santa Cruz de Andamarca.
Estas no eran meras áreas residenciales, sino complejas «ciudadelas» diseñadas para múltiples funciones: defensa, vigilancia de los valles bajos, ceremonias religiosas, prácticas funerarias y reuniones sociales. La topografía se integró en su diseño, con muchas cullpis (estructuras) construidas deliberadamente «a lo largo de los abismos circundantes«, lo que realzaba su postura defensiva natural, y algunas chullpas (cementerios familiares), a veces ubicadas en el sótano, cerca de la entrada, o incluso sobre la sala principal.

Las Cullpis: Maestría Constructiva de los Atavillos
Los Atavillos eran reconocidos como «excelentes picapedreros«. Sus estructuras distintivas, conocidas como Cullpis, representan un estilo arquitectónico único en la arqueología andina. A diferencia de otros sitios precolombinos famosos (como Machu Picchu, Choquequirao y Kuelap) que a menudo empleaban madera y paja para los techos, las cullpis Atavillos son predominantemente de varios pisos (frecuentemente más de dos, algunas alcanzando tres niveles y hasta 10 metros de altura) con techos de piedra, construidas notablemente sin el uso de madera. Muchas de estas estructuras han permanecido intactas durante casi 900 años a pesar del abandono, desastres naturales como lluvias torrenciales y terremotos, y saqueos históricos.
Las cullpis se construían exclusivamente con piedras unidas con mortero de barro. Sus cimientos se excavaban meticulosamente hasta la roca madre, una técnica que demuestra una comprensión avanzada del soporte estructural necesario para soportar el enorme peso de sus construcciones de piedra de varios pisos.
Los elementos estructurales clave incluyen:
- Muros: Construidos con piedras talladas y sin pulir, dispuestas en hiladas aproximadamente horizontales. La unión entre las piedras era irregular debido a sus tamaños no uniformes. Las caras exteriores de los muros eran generalmente planas, pero algunas presentaban una sutil curvatura diseñada para aumentar la resistencia, dirigiendo el peso hacia el interior para un auto soporte. Originalmente, algunos muros exteriores estaban cubiertos con una pasta de barro coloreada o estucado, como el distintivo color rojo visto en Rúpac, aunque gran parte de esto se ha perdido con el tiempo.
- Técnica de Bóveda (Bóveda de Avance): Un sello distintivo de la arquitectura interior Atavillos es la bóveda de avance (falsa bóveda), creada mediante voladizos sucesivos. A medida que el muro se eleva, cada hilada subsiguiente se proyecta ligeramente hacia afuera, reduciendo progresivamente el espacio abierto entre los soportes del techo, lo que crea una apariencia abovedada desde el suelo. Esta técnica transfiere eficientemente las cargas verticales de las partes superiores a los soportes inferiores.
- Columnas y Vigas: Los refuerzos verticales, cuando presentes, a menudo tenían forma de pirámide invertida, también formados por la técnica de voladizos sucesivos. Los refuerzos horizontales eran generalmente losas monolíticas de piedra de sección rectangular (vigas). Algunas vigas soleras que sostenían el techo exhibían una forma sinusoidal curvada, lo que indica la comprensión Atavillos de cómo distribuir la fuerza o el peso sobre un área más grande para reducir la presión.
- Ménsulas: Proyecciones de piedra inclinadas, o «vigas libres«, se colocaban una sobre otra, creando voladizos sucesivos a medida que ganaban altura. Estas ménsulas ayudaban a crear grandes áreas libres y utilizables debajo, mientras sostenían la parte superior, a veces formando «balcones».
- Techos: Los techos, que a menudo formaban la base de un piso superior, se construían con vigas o losas de piedra planas, sostenidas directamente por los muros y otras vigas. Los techos exteriores solían cubrirse con tierra para evitar filtraciones de lluvia, una solución práctica para la durabilidad. Las cornisas en voladizo, construidas con losas de piedra, se extendían desde el techo para proteger los muros exteriores de la lluvia, y su peso contribuía a la estabilidad estructural general.
Ingeniería Sísmica Avanzada
La extraordinaria durabilidad de las construcciones Atavillos, que han permanecido «intactas y en pie durante casi 900 años» a pesar de haber soportado «lluvias torrenciales y terremotos» a lo largo de los siglos, demuestra que los Atavillos no eran simplemente hábiles picapedreros, sino que poseían una comprensión avanzada e intuitiva de los principios de ingeniería estructural, particularmente en el diseño sísmico. La descripción detallada de sus técnicas de construcción, como la curvatura de los muros para aumentar la resistencia y dirigir el peso hacia el interior, la técnica de «voladizos sucesivos» para crear falsas bóvedas, el uso de vigas monolíticas de piedra y la meticulosa excavación hasta la roca madre para los cimientos, son elementos que contribuyen directamente a la integridad estructural de sus edificios. Estas características son respuestas directas a la actividad sísmica común en la región andina. Esta previsión y profundo dominio de los materiales y técnicas de construcción permitieron que su legado arquitectónico perdurara a través de los milenios, convirtiendo a Rancocha en un testimonio vivo de su genio ingenieril.
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